Si hay una empresa tecnológica que ha dado que hablar en los últimos meses (con permiso del Twitter de Elon Musk), esa ha sido OpenAI: la posibilidad de que cualquiera pudiera probar gratis el revolucionario chat conversacional (hay quien compara ese acercamiento inicial al que tuvo cuando conoció internet) de ChatGPT o la creatividad de DALL -E2 son solo la punta del iceberg de su potencial. Pero es que OpenAI se presentaba al mundo como una empresa de investigación de inteligencia artificial sin fines de lucro. ¿De dónde obtiene OpenAI el músculo financiero para la investigación y desarrollo de sus herramientas?
Qué es OpenAI
Antes de nada, una pequeña presentación: OpenAI es una empresa tecnológica de investigación y desarrollo en el área de la inteligencia artificial. Según sus propias palabras, su misión es «garantizar que la inteligencia artificial general beneficie a toda la humanidad» .
Entre sus lanzamientos, además de numerosos papers, se encuentran tres productos más o menos conocidos por todo el mundo: el modelo de generador de lenguaje entrenado (GPT), en el que se sustenta ChatGPT y sus diferentes versiones, el modelo de aprendizaje producto generador de imágenes a partir de indicaciones de texto Dall-E y Whisper, una red neuronal de código abierto que pasa de forma automática archivos de audio a texto escrito.
Los modelos desarrollados por OpenAI están disponibles a través de APIs o como proyectos de código abierto, de modo que el código está disponible gratuitamente.
¿Quién está detrás de OpenAI? Sam Altman, Greg Brockman, Ilya Sutskever, Wojciech Zaremba y el ilustre Elon Musk comenzaron esta andadura en 2015.
Cómo gana dinero OpenAI
En la intro adelantábamos que OpenAI comenzó como una organización sin ánimo de lucro. Pero hay un matiz importante: a partir de 2019 pasó a convertirse en una «limited partnership» (LP) – un tipo de sociedad mercantil de Estados Unidos – algo así como una sociedad limitada. No obstante, según OpenAI esta LP sigue siendo supervisada por la organización sin ánimo de lucro. Este cambio en su constitución es de vital importancia, tanto para acceder a capital como para ganar dinero.
Hay tres formas en las que OpenAI gana dinero: con tarifas para acceder sus modelos, mediante suscripciones y mediante inversiones.
- Tarifas para quien usa sus modelos de forma profesional, aquí tienes las tarifas. Mientras que los modelos de imagen tienen un precio unitario por imagen en función de la resolución, los de lenguaje se tarifican por dólares por piezas de texto (tokens), si bien los precios cambian en función del lenguaje y sus capacidades y de si optas personalizar los modelos ya existentes.
- Suscripciones. En unas cuantas semanas de acceso público y gratuito el uso de ChatGPT se ha popularizado tanto que ya se usa para resolver dudas, para clase o hasta para ligar en Tinder. Pero en apenas unas semanas ya han aparecido algunas versiones de pago, como por ejemplo la fugaz ChatGPT Professional orientada a un uso más pro, con un coste de 42 dólares al mes y ventajas como disponibilidad incluso en periodos de alta demanda, respuestas más rápida y acceso prioritario a nuevas características que vayan lanzando o ChatGPT Plus «para impacientes», más asequible que la anterior y también más rápida y priorizada respecto a la versión gratis.
Interfaz para contratar la opción de pago. Vía Reddit.
- Inversiones. Dentro de OpenAI existe un departamento lanzado en 2021 llamado «OpenAI Startup Fund», cuyo objetivo es invertir en startups del sector de la inteligencia artificial. El volumen presupuestado de la inversión es de cien millones de dólares y, según palabras de Sam Altman, «no es un fondo de riesgo típico. Planeamos hacer grandes apuestas en fases tempranas de pequeñas empresas, probablemente no más de 10». No hay datos sobre el retorno de estas inversiones, pero lo normal es recibir participaciones en forma de acciones que posteriormente pueden revender a precio más alto.
¿Y Microsoft? Es de suponer que quizás se le apliquen otras tarifas, habida cuenta de su relación continuada con OpenAI desde 2019, momento en el que invirtió más de mil millones de dólares. Las inyecciones económicas se han repetido en 2021 y hace unos días y se cifran en miles de millones de dólares. En este tiempo Microsoft ha proporcionado unidades de procesamiento necesarias para el entreno de modelos, ha diseñado y construido una súpercomputadora y pone al servicio de OpenAI sus servicios de computación. A cambio, parte de una posición privilegiada para integrar los avances de OpenAI en inteligencia artificial en sus productos, es el caso de la llegada de GPT a Azure y Office365.
Hablemos de dinero. De acuerdo con The information, OpenAI está valorado actualmente en veinte mil millones de dólares. Según Crunchbase, OpenAI ha conseguido recaudar más de once mil millones de dólares en seis rondas de inversión, la última data del pasado 23 de enero. Si hablamos de inversores, el mencionado Microsoft es uno de los actores principales, pero también hay otros como Sequoia Capital, Tiger Global Management o Andreessen Horowitz. Aunque no hay cifras de ingresos de la empresa, Reuters recoge que en diferentes presentaciones a los inversores ha declarado que espera ingresar 200 millones en 2023 y esta cifra subirá a mil millones en 2024.
Ser «gratis» también es un negocio con beneficios
Más allá de estas tres vías claras en las que OpenAI obtiene dinero, merece la pena detenerse y profundizar en su modelo de negocio. Independientemente de sus productos comerciales, la meta consiste en convertirse en una plataforma a partir de la cual se construyen y desarrollan otras empresas y servicios.
ChatGPT y DALL-E son dos modelos disponibles a través de las APIs que generan ingresos a partir de tarifas derivadas de su uso, está claro. Pero que existan de forma gratuita reporta beneficios no económicos a OpenAI como entrenar a los propios algoritmos a coste cero y de forma pasiva o simple y llanamente, darse a conocer entre el público general. Sirva como ejemplo este tuit de Sam Altman: bastaron cinco días para que ChatGPT 3.5 alcanzase el millón de usuarios.
Su popularidad se vio reforzada con experimentos en las redes sociales, usuarios buscándoles las cosquillas y polémicas como cómo cambiará la educación con una herramienta tan poderosa para hacer trampas al alcance de cualquiera. Dicen que toda publicidad es buena y aquí aplica: no es el primer chat conversacional que existe, pero sí es el más mainstream. De hecho, es la plataforma que más rápido ha crecido en toda la historia de internet, por encima de redes sociales como Instagram o TikTok. En el caso de DALL-E2, las propias imágenes invitan a la viralidad por su estilo o chascarrillos sobre el exceso de dientes o de dedos generados en imágenes a partir de texto.
Es decir, que usar los modelos de inteligencia artificial de OpenAI gratis convierte sus herramientas en más poderosas y más visibles, dos características de lo más útiles para llamar la atención a potenciales clientes empresariales.
Un punto importante de OpenAI es que no permite que sus clientes exporten sus modelos depurados, generando una especie de simbiosis: cuanto más crecen las empresas que usan sus herramientas y aumentan sus requerimientos, más gastarán (y consumirán recursos) en OpenAI; por otro OpenAI necesita músculo técnico y financiero para aumentar su poder computacional (GPT-4 tendrá 100 billones de parámetros, casi 600 veces más que su predecesor). Para llevarlo a cabo también necesita a más gente, así, en un momento en el que la mayoría de big techs están despidiendo, OpenAI contrata. Este crecimiento también permite vislumbrar un potencial escenario que no podemos descartar a medio plazo en un segmento al alza: que pueda adquirir otros productos de la competencia para seguir fortaleciéndose.
Fotografía | Montaje propio y Foto de Alexander Grey en Unsplash